
Nhampequene y Nhantsembene: Agua, mujeres y tierra que da vida
Mujeres que siembran esperanza: comunidades rurales de Mozambique transforman su futuro con agua, cultivos y solidaridad
En el distrito rural de Chongolene, en Gaza (sur de Mozambique), las comunidades de Nhantsembene y Nhampequene enfrentan desafíos diarios marcados por el cambio climático, la pobreza y la escasez de recursos. Sin embargo, algo está cambiando. Gracias al compromiso de los padres mercedarios y el apoyo de Manos Unidas, hoy estas aldeas cuentan con agua, cultivos y una red de mujeres que están sembrando futuro.
Agua para vivir, agua para cultivar
Durante años, la falta de agua potable obligaba a mujeres y niñas a caminar largas distancias hasta charcas insalubres, afectando su salud y educación. La sequía de 2024, causada por El Niño, agravó la situación disparando los índices de hambre y pobreza, que se han incrementado hasta un 87%. Frente a esta emergencia, la comunidad, de la mano de los mercedarios, decidió actuar.



Gracias al apoyo de Manos Unidas, se han perforado pozos de agua, equipado con bombas solares, sistemas de canalización, una torre con depósitos y una cisterna que garantiza el abastecimiento incluso durante los meses más secos. Uno de los pozos abastece ya a más de 100 familias. Otro, conectado a una finca comunitaria, permite el riego de cultivos esenciales como piñas, tomates, patatas, maíz y otras hortalizas.
Una finca cultivada por mujeres
En una finca de 20 hectáreas ubicada en Nhantsembene, 40 mujeres trabajan cada día la tierra con esfuerzo y esperanza. El proyecto no solo tiene como objetivo producir alimentos, sino también generar empleo, fortalecer el tejido comunitario y empoderar a las mujeres, que en muchas ocasiones son el único sostén familiar tras la emigración de muchos hombres en busca de otros trabajos.

Parte del terreno fue deforestado para instalar el sistema de riego y facilitar el cultivo, priorizando una gestión responsable del agua y del suelo. Los frutos de esta tierra, trabajada colectivamente, alimentan a la comunidad y devuelven dignidad a quienes antes solo enfrentaban necesidad.




Educación, infancia y compromiso

Con una población predominantemente joven y una red educativa aún insuficiente para cubrir todas las necesidades, el acceso a servicios básicos continúa representando un desafío constante para la comunidad. En este contexto de vulnerabilidad, los mercedarios han intensificado su labor solidaria, no solo impulsando la construcción de pozos de agua y el fortalecimiento del sistema agrícola local, sino también atendiendo a niños de la calle, apoyando a familias con huérfanos y ancianos desasistidos, y colaborando con las escuelas del barrio para cuidar a niños cuyas madres no pueden hacerse cargo de ellos.
A través de estas acciones integrales, buscan restituir derechos, promover la dignidad humana y sembrar esperanza.

Una red de esperanza
El éxito de este proyecto no hubiera sido posible sin la estrecha colaboración entre la comunidad local, los padres mercedarios y Manos Unidas. Más allá de la infraestructura, lo que se ha construido es una red de solidaridad, trabajo y futuro.
En Nhantsembene y Nhampequene, las mujeres cultivan mucho más que alimentos: cultivan esperanza, resiliencia y dignidad. Y lo hacen juntas, con la certeza de que cada semilla plantada es una victoria contra la pobreza y una promesa de vida.