Capítulo 7 de «Temps Mort»: «Maria Llompart, funcionaria de la prisión»

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Maria Llompart trabaja en la prisión de mujeres de Wad-Ras. Su tarea es vigilar y gestionar los ingresos de las nuevas internas. A pesar de que le habría gustado dedicarse a otras cosas, admite que también vive buenos momentos con las reclusas. Dice que su profesión está poco valorada y es desconocida por la mayoría de la gente. En el siguiente podcast explica en que consiste.

(Artículo de Temps Mort)

Las prisiones de mujeres registran menos episodios de violencia

El personal funcionario reclama más apoyo de la Administración y las organizaciones de derechos humanos un mayor control y transparencia

Maria Llompart define su trabajo como gratificante, pero admite que, si pudiera volver atrás, cambiaría de profesión sin dudarlo. «Cómo en el caso de los enterradores, no existe el funcionario de prisiones vocacional«, compara. Trabaja en Wad-Ras y es la protagonista del séptimo podcast de Temps Mort, en Catalunya Ràdio. En la entrevista explica cómo prefiere la prisión de mujeres a la de hombres, donde suelen generarse más enfrentamientos violentos.

Llompart es una de las más de 5.300 personas que trabajan a los Servicios Penitenciarios de Cataluña. Desarrolla tareas de vigilancia y gestiona los ingresos y salidas de las internas.

«La gente desconoce lo que hacemos y nos hemos sentido despreciados, a pesar de que cada vez menos«

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Forma parte de un colectivo a menudo cuestionado en el espacio público. Como los sindicatos, reivindica la revalorización de su trabajo y más apoyo por parte de la Administración.

Por otro lado, instituciones como el Comité Europeo para la Prevención de la Tortura son críticas con las actuaciones de los funcionarios de prisiones. El año 2016 pidió al estado español medidas para garantizar la protección de las personas privadas de libertad después de detectar episodios de maltratos por parte de las autoridades.

El informe indica que la mayoría de presos declaran no haber sufrido violencia, pero los casos de malas praxis denunciados por organizaciones como Iríada visibilizan realidades muy diversas entre muros.

 

Una relación complicada

«Si lo necesitan, las ayudo con un abrazo«, dice Llompart cuando habla de la relación con las internas. La imagen negativa del colectivo contrasta con las experiencias positivas de la funcionaria.

Soledad Prieto, directora de Wad-Ras, apuesta por una filosofía basada en la proximidad entre el personal trabajador y las reclusas. «En una prisión grande, por ejemplo, es difícil conocer las familias», destaca Llompart.

El Observatorio del Sistema Penal y los Derechos Humanos apunta como asignatura a mejorar por el funcionariado el acompañamiento tanto de las internas como de las visitas. El estudio concluye que la mayoría de familiares perciben al personal del centro como «hostil» y a menudo les genera «inseguridad, miedo y desconfianza», en un entorno que, en teoría, tendría que servir para la reinserción social.

Capítulo 7 de «Temps Mort»: «Maria Llompart, funcionaria de la prisión»

Ilustración de Claret Serrahima para el programa
“Temps Mort” de Catalunya Ràdio (CCMA)

Menos peligrosas

El Eurostat confirma un aumento del 5,2% en el número de mujeres encarceladas en la Unión Europea desde el 2014. Estudios sobre la situación de las mujeres presas en España lo atribuyen a factores como la feminización de la pobreza y el endurecimiento del Código Penal, que ha transformado multas en delitos leves castigados con la privación de libertad.

Pero una cosa es la delincuencia en la calle, y la otra, la violencia entre rejas. Justicia registra tasas más bajas de expedientes disciplinarios en las prisiones y módulos de mujeres.

Hay muchas agresiones verbales, pero pocos enfrentamientos físicos peligrosos, comenta Llompart.

«Acostumbran a comportarse mucho mejor que los hombres, aquí dos internas se pelean y el resto te aparta para que tú no recibas«

Carme Forcadell, expresidenta del Parlament de Catalunya e interna en Wad-Ras, señala que el buen comportamiento se premia con beneficios penitenciarios, pero, aun así, opina que habría que repensar las políticas de género del sistema penitenciario en general:

«Las mujeres delinquimos menos y se ha demostrado que resolvemos problemas de forma más empática y menos violenta, pero nos castigan en prisiones pensadas para hombres«

Una reflexión presente en casi todas las entrevistas de «Temps mort».

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