«Condenas Compartidas»: Una escuela de humanidad

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33 entrevistas que reflejan la humanidad que palpita entre las rejas de la cárcel
33 historias repletas de sentimientos a flor de piel

 

[Artículo extraído en su totalidad de la revista Vida Nueva, por Miguel Ángel Malavia]

Núria Ortín, directora de la Fundación Obra Mercedaria, reúne aquí 33 entrevistas con presos y los religiosos que comparten con ellos su día a día, acompañando al lector en una inmersión a pleno pulmón en el mundo de la cárcel. No técnica o teórica, sino vivencial, poniendo el foco en la humanidad que palpita entre rejas.

Con un tono directo y sencillo, la autora se encarna en el carisma mercedario (poner en el centro a la persona, a la que se acompaña y no se juzga) y se vale de preguntas concisas, a veces desde el humor y un asombro infantil (en el mejor sentido de la palabra), para acercarse a sus interlocutores y que estos, sin más, cuenten su historia. Por lo mismo, la transcripción literal de las respuestas, sin adornos, muestra tal cual el alud de vida percibido.

Es el gran acierto de un libro que nos sumerge en vivencias reales y en las que aparecen con naturalidad todos los sentimientos: esperanza, hastío, fe, vergüenza, culpa, superación, admiración, amor… Como ocurre en otras situaciones extremas (una enfermedad grave, la ruptura de una relación o una crisis de fe), el paso por la cárcel marca un abismo en el que la inmensa mayoría de las personas bucean en su propia identidad y se conocen tal y como son de verdad.

De hecho, muchas veces, desde la consciencia del pozo en el que se ha caído, algunos emergen y se abrazan a una segunda oportunidad para rehacer su vida. Para ello, reivindica Núria, la

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CONDENAS COMPARTIDAS
Vidas de entrega, lucha y superación
en un mundo hostil e invisible

Núria Ortín Martínez

Editorial Claret

Barcelona, 2022. 426 páginas

realidad nos indica que suele ser necesaria una mano amiga que simplemente acompañe. Y ahí aparecen los mercedarios, que se hacen uno con los reclusos y, desde esa condena compartida, encarnan la pastoral de la presencia en una entrega total.

¿Cómo sería la vida de los presos sin sentir a su lado a quienes están junto a ellos sin más, sin juzgarles? La autora ha escrito este libro para demostrar que, efectivamente, en los casos que ella ha conocido, ese acompañamiento ha sido esencial.

Un testimonio que refleja fielmente la vivencia de los presos es el de un psicólogo que, con gran hondura, reconoce que hace mucho tiempo que no es visitado por nadie. Con una condena larga por delante (20 años), y olvidado por familia y amigos, llega a decir que siente «desafección por la humanidad». Y, al momento, añade que tiene «necesidad de hablar de Dios a los hombres». ¿Cabe mayor entrega (en realidad, batalla íntima) que esta?

Nos enriquecemos también mucho con los mercedarios. Uno dice que, en la cárcel, «Dios se hace presente en la eucaristía o dando un cigarro a un preso». Otro reivindica la pastoral «del cariño y la sonrisa», con la que «se acompaña y no se juzga». O confiesa: «En prisión he conocido a gente que ha hecho cosas malísimas, pero jamás a una mala persona, alguien deshumanizado». Y hay quien revela que, «gracias a la confesión, es un alivio poder descargar tanto sufrimiento en Dios»…

El lector que se asome a este libro con un mínimo de sensibilidad recibirá un torrente de vida y humanidad que le modificará hasta la mirada. Como poco, le vacunará contra los prejuicios.

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA

Previamente a este artículo -en el mes de marzo-, el mismo periodista, Miguel Ángel Malavia, ya entrevistó a la autora del libro a través del portal digital de Vida Nueva.
Aquí el artículo.

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