El piso «Pare Jofré», renovado y preparado para seguir ofreciendo el calor de un Hogar

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El Hogar de Reinserción Pare Jofré,  cedido por el ayuntamiento a finales de abril del año pasado, presenta una nueva imagen para el nuevo curso. La Pastoral Penitenciaria del Obispado de Lleida y la Fundación Obra Mercedaria  abrimos un piso para los presos del Centre Penitenciari de Ponent de segundo y tercer grado con permiso de unos días y también los que reciban la libertad condicional y definitiva y no tengan dónde ir.

Justamente han sido los chicos que residen ahora en el Hogar los que se han encargado de pintar y darle al piso un aire renovado y más cálido. “Hay gente de aquí que no puede volver con su familia, bien porque tienen orden de alejamiento o porque no los quieren por el delito que cometieron”, explica el Padre José Leonardo Sánchez, Cheo, mercedario y responsable de la Pastoral Penitenciaria del Obispado de Lleida. La falta de un domicilio donde pasar los días de permiso hace que muchos presos no salgan de la cárcel cuando tienen derecho a esas salidas. “Algunos optan por una pensión, pero la Junta de tratamiento de la prisión suele denegar la solicitud”, apunta el sacerdote. “Muchos llevan siete u ocho años sin salir de la cárcel”, se lamenta el cura.

Este contexto no favorece la reinserción de los chicos, por este motivo se hace indispensable crear un Hogar donde los residentes sientan el calor y el apoyo de una familia.  Aunque parezca que son los extranjeros los que más necesitan este piso, no siempre es así. “Hay gente de aquí que no puede volver con su familia, bien porque tienen orden de alejamiento o porque no los quieren por el delito que cometieron”, explica.“Es fácil ayudar a quien está lejos pero muy difícil a quien está aquí. Con este proyecto queremos dar un grito de protesta, de una manera estructurada”, apunta el padre Cheo.

Más que un Hogar

El piso está dirigido a presos varones que no presenten un cuadro de toxicomanía activo y que no precisen de un seguimiento psiquiátrico constante. “Hay un protocolo a seguir: los chicos pasan una entrevista con el capellán, los voluntarios en la cárcel y las trabajadoras sociales. Tenemos mucha relación desde la pastoral penitenciaria con las trabajadoras sociales, ellas nos indican qué chico necesita este recurso”, remarca el padre Cheo.

Tal como dice la cita célebre: «Un piso está construido de bigas y paredes, un hogar de amor y cariño». Con esta máxima continuaremos trabajando para dar libertad y dignidad a quienes trabajan para volver a empezar de nuevo.

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