«Temps Mort» -Jóvenes- Capítulo 4: Yasmina: «Nunca pensé que acabaría en la prisión como mi padre»

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Un ordenador, una tableta o un móvil. Hace falta poco para cometer una estafa por internet. El proceso es rápido y sencillo, pero las consecuencias pueden ser muy grandes. Yasmina Giménez cumple condena en la prisión de mujeres de Wad-Ras por estafa informática. Vendió cosas que no tenía porque, según explica, había visto como otras lo hacían y les había salido bien. Hasta ahora, formaba parte del equipo de apoyo a su padre y a su hermano, encerrados en Brians. Ahora es ella quien recibe las visitas de la familia. Pasa los días formándose en cursos y trabajando. Dice que esto no le volverá a pasar nunca. Que saldrá preparada para buscar un trabajo y mirar adelante.

Audio/Entrevista ⇒

(Artículo de Temps Mort)

 

Joven y gitana, con más opciones de acabar encarcelada

 

Un 20% de la población interna femenina son gitanas, un colectivo muy expuesto al racismo, la discriminación social y la precariedad laboral

 

Yasmina Giménez entra a la sala de vis-a-vis con una sonrisa y comenta que hacía un examen sorpresa de catalán cuando la han llamado para la entrevista. Tiene 21 años y hace seis meses que entró en el Centro Penitenciario de Mujeres de Barcelona. En Wad-Ras, una prisión más bien pequeña, no convive con muchas compañeras de su edad, pero ha conocido otras gitanas como ella. Según una investigación del Proyecto Barañí, una de cada cuatro mujeres privadas de libertad es gitana. La sobre representación en las prisiones españolas es 20 veces superior a su presencia en la sociedad. La mayoría se encuentra en una situación económica muy precaria, ha sufrido discriminación laboral y social, y no ha acabado los estudios.

Giménez pregunta cuando puede recuperar el examen después de la entrevista con el podcast de Temps Mort, dedicado a visibilizar la situación de jóvenes encarcelados. Dice que está motivada y que quiere estudiar para tener más posibilidades de trabajar cuando salga en libertad. Por las mañanas, hace un curso de peluquería y pronto empezará una formación para cuidar de gente mayor. «Centrarme en las actividades y el trabajo hace que las horas se pasen deprisa«, reflexiona. Abandonó el instituto antes de cumplir 16 años. Recuerda que la familia le decía que continuara, pero la actitud de la docente fue el motivo principal para decidir marchar: «Dejé los estudios por el racismo, porque la profesora me decía que para que estudiaba, si no llegaría nunca a nada».

La discriminación

La Fundación Secretariado Gitano apunta que los casos de discriminación al alumnado gitano en España han crecido durante el 2022, sea porque ahora los jóvenes están más sensibilizados y denuncian más o porque el racismo se ha agraviado. El informe determina que se tratan, mayoritariamente, de comentarios hechos por parte del profesorado sobre estereotipos y prejuicios, especialmente marcados en el caso de las mujeres, a quienes a menudo se les dice que no hace falta que estudien porque marcharán temprano del centro para trabajar o cuidar de la familia.

La población gitana es el colectivo español que recibe mayores niveles de discriminación y el que encuentra unas barreras más altas en la hora de desarrollar una vida digna. Lo valoró el Relator Especial de Naciones Unidas sobre las minorías en la visita que hizo en España en 2019. Las perspectivas de futuro de las jóvenes gitanas como Giménez no son muy alentadoras. La misma fundación estima que siete de cada diez personas gitanas mayores de 16 años no han acabado los estudios básicos obligatorios, más de la mitad están en el paro y la tasa de pobreza llega al 80%.

El objetivo principal de la prisión es la reinserción social, es decir, el retorno a la vida en libertad con garantías para no volver a delinquir. Pero para lograr este reto, el cambio no se puede dar únicamente en la persona interna, sino que la misma sociedad a la cual se reincorporan también tendría que hacer una transformación.

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El futuro

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La protagonista del capítulo de Temps Mort había tenido algún trabajo, pero justo antes de ingresar en la prisión, no trabajaba. Ahora, es la jefa de la recogida de basura en todos los módulos de Wad-Ras y ayuda al profesor durante las clases. Prefiere estar siempre en movimiento para que los días sean más ligeros.

Además de distraerla, los trabajos le aportan un sueldo y beneficios penitenciarios. Si tiene buena actitud, podrá disfrutar de más comunicaciones con familiares y amigas. Está condenada a un año de internamiento por estafa, como el padre y uno de los hermanos. «Era una cosa normal para mí y pensé que, si lo hacía una vez, no me pillarían».

La familia la visita siempre que puede y los llama cada semana. «Yo nunca pensé que acabaría como mi padre«, admite. El ingreso a prisión ha sido un golpe muy duro. Ahora, hace números para salir cuanto antes mejor. Tiene un objetivo claro: formarse, trabajar y nunca más estar encerrada. Y hace toda una declaración de intenciones: «Buscar un trabajo fuera y mirar adelante».

 

(Yasmina no ha dado el consentimiento para que su imagen aparezca y así se ha respetado).

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